Por Jorge Enrique Moncada Angel
Un meteoro cayó en Ciudad de Árboles, dejando un socavón muy grande, derribó muchos árboles, levantó tierra, provocó un incendio, que incineró tierra y árboles; el horno natural que se creó, coció la tierra del impacto, produciendo tierra dura en pedazos, a los cuales se les llamó ladrillos, útiles para la construcción; desde ese momento los Arboritanos aprendieron a cocer ladrillos de tierra, quemando árboles. Poco a poco con la producción de ladrillos para la venta, la ciudad comenzó a denominarse, Ciudad De Ladrillos, la técnica de cocido de ladrillos nunca evolucionó, viéndose atrapada por el humo de ladrilleras y caos administrativo, causado por la quema de árboles.
Un día cualquiera, la constelación de naciones, empezó a premiar a todas las ciudades que se llamaran “Ciudad De Árboles” para motivar las sociedades, que conservaran y sembraran árboles. La ciudad de ladrillos se postuló para el premio, mostró fotos antiguas, narró sus historias y demostró que era la Ciudad de Árboles, pero obvió contar, el día en que cayó el meteoro.
Cuando la constelación de naciones escuchó la historia de la Ciudad de Árboles, convertida en ciudad de Ladrillos por la caída de un meteoro, enfureció, vetó y castigó la Ciudad de Ladrillos por fraude ideológico, rebajándola de posición administrativa constelar, lo cual trajo malas gobernanzas y deudas.
En la sentencia proferida por la constelación de Naciones, quedó estipulado, que la actual Ciudad de Ladrillos, recuperará su posición administrativa y su prosperidad, el día que se llame nuevamente, Ciudad de Árboles, renaciendo y viviendo de los árboles y no; de sus propias cenizas… Más árboles, menos corrupción.
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